Analizar la Forma Tridimensional del ADN, una Puerta a Nuevos Conocimientos
Un equipo de expertos ha encontrado una nueva manera de detectar regiones funcionales en el genoma humano. Este nuevo enfoque incluye examinar la forma tridimensional del ADN del genoma, no limitándose sólo a examinar la secuencia elaborada con el alfabeto de cuatro letras de sus bases de ADN.
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El equipo, dirigido por Elliot Margulies, del Instituto Nacional para la Investigación del Genoma Humano (NHGRI), y Thomas Tullius, de la Universidad de Boston, ha probado un enfoque innovador para detectar regiones funcionales en el genoma. Combinando el análisis químico con el análisis informático, los investigadores inspeccionan el panorama, o la topografía, de las estructuras de ADN, en busca de áreas que probablemente tengan un papel clave en alguna función biológica.
El método incluye la identificación de todos los surcos, baches y giros del ADN que conforma el genoma humano, y la comparación de estas características estructurales con las observadas en el genoma de otras especies animales. Las características estructurales que se han preservado a través de diversas especies durante la evolución probablemente desempeñen funciones muy importantes para el funcionamiento del cuerpo humano, en tanto que las que han cambiado en el curso de la evolución pueden tener papeles de menor importancia, o carecer de utilidad alguna.
Cuando pensamos sobre el ADN, inmediatamente nos imaginamos una cadena de letras en la pantalla de un ordenador, y olvidamos que esta cadena de letras es una molécula tridimensional. La forma realmente importa. Las proteínas que influyen sobre las funciones biológicas al enlazarse con el ADN reconocen no sólo la secuencia de bases. Estas proteínas también “ven” la superficie de la molécula de ADN, y han de encajar en el punto adecuado, una situación que podríamos comparar a la de una llave encajando en una cerradura y abriéndola.
La secuencia del ADN no siempre es un buen indicador de su función. Los investigadores han encontrado que secuencias muy similares de ADN pueden adoptar formas topográficas muy diferentes, lo que puede tener un gran impacto sobre su función. Por otra parte, secuencias diferentes de ADN pueden asumir formas topográficas muy similares y por tanto realizar funciones parecidas. Así, en muchos casos, la estructura de ADN puede ser un mejor predictor de la función que la secuencia.
El innovador enfoque presentado en este estudio pionero es un avance importante que acelerará el trabajo de identificación de los elementos funcionales en el genoma
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