Por Sarah Marsh
BERLIN (Reuters) - Durante décadas, Joachim Fritsch luchó por entender por qué se le negaba el acceso a la educación superior y no era tenido en cuenta en los ascensos laborales una y otra vez.
Luego obtuvo un archivo de 400 páginas que la temida policía secreta de Alemania Oriental había recopilado sobre él.
La Stasi lo había arrestado a mediados de la década de 1950 cuando sólo tenía 17 años y lo registró como un "provocador" por no mostrar su documento de identidad.
El arresto dejó una marca imborrable en su expediente, además de llevar a la Stasi a vigilarlo muy de cerca y frustrar los repetidos intentos de Fritsch por continuar con su vida.
"Me sentí abrumado al leer mis archivos", dijo a Reuters el hombre de 73 años, estudiando minuciosamente copias de su expediente personal en su pequeño apartamento de un décimo piso de un alto edificio de Berlín Oriental. "Uno entra en su pasado titubeando, paso a paso", añadió.
Fritsch es uno de los cientos de miles que han leído sus expedientes de la Stasi. Dos décadas después de la caída del Muro de Berlín, la agencia gubernamental, creada para supervisarlos, todavía está llena de solicitudes y tiene un retraso de dos años.
Fundada en 1950, la Stasi fue una de las organizaciones policiales más represoras del mundo. Se infiltró en casi todos los aspectos de la vida de Alemania Oriental, usando la tortura, intimidación y una amplia red de informantes para aplastar a quienes se mostraban en desacuerdo.
Millones de alemanes trabajaron para la Stasi y proporcionaron informaciones de amigos, familiares, colegas o amantes. Los expedientes, que se extenderían a lo largo de 112 kilómetros si se colocan en fila, fueron abiertos al público en 1992, poniendo al descubierto una red de traiciones.
El plan era mantener los archivos de la Stasi abiertos durante 10 años, tiempo suficiente, según pensaban las autoridades, para que todos los que fueron espiados pudieran acceder a ellos y cerrar ese capítulo de la historia.
Pero miles de personas, la mayoría de la antigua Alemania Oriental, los reclaman todavía cada mes. En la primera mitad del 2009, las solicitudes crecieron casi un 11 por ciento respecto a 2008.
"Tenemos más solicitudes este año debido a que se cumple el 20 aniversario de la caída del Muro", dijo Martin Boettger, director de una sucursal regional de los archivos de la Stasi en Chemnitz, antigua Karl-Marx-Stadt.
"Se están haciendo muchas películas y libros, se están realizando actos, por lo que eso está en la conciencia pública", añadió Boettger, cuyo propio archivo contiene 3.000 páginas, detallando hasta los hechos más triviales de su vida y tachándole de "fanático religioso".
TIEMPO PARA ENFRENTARSE AL PASADO
Muchos alemanes orientales que fueron perseguidos por la Stasi prefirieron inicialmente tolerar los fantasmas del régimen totalitario, pero ahora están más cómodos haciendo frente a su pasado.
"La gente tenía miedo de su pasado y de sufrir traumas de nuevo", afirmó Helmut Wippich, que dirige una consultoría para gente que fue perseguida por el régimen cuando era estudiante.
Wippich dijo que un profesor de su escuela lo denunció a la Stasi cuando tenía 14 años. Dos años después, fue encarcelado durante nueve meses por hablar con un amigo sobre escapar de Alemania Oriental.
"Al principio no quería mirar mis archivos porque era un peso enorme", comentó Wippich.
Otros estuvieron simplemente demasiado ocupados reconstruyendo sus vidas tras la caída del Muro en noviembre de 1989 para ahondar en un pasado doloroso.
Dana Wotschack, de 37 años, dijo que se había concentrado en encontrar trabajo y que era feliz de sobreponerse a un régimen bajo el que fue brutalmente interrogada cuando tenía 17 años por quitar un póster comunista.
Sin embargo, recientes películas sobre la Stasi, como la ganadora del Oscar en 2006, "Das Leben der Anderen" ("La vida de los otros") despertaron su curiosidad. Cuando una buena amiga solicitó ver sus propios archivos, ella también lo hizo.
Wotschack se disgustó cuando recibió la noticia de que no había ningún archivo con su nombre. La mitad de los que piden ver sus expedientes no tienen ninguno, según Boettger, aunque esto no significa necesariamente que no fueran espiados.
La Stasi comenzó a eliminar archivos mientras colapsaba el régimen de Alemania Oriental, y aún quedan por armar tiras de papel en unos 15.000 sacos.
"Pensaba que podría limpiar mi nombre si encontraba esos expedientes", dijo Wotschack sentada en un café de Alexanderplatz, una plaza situada en el este de Berlín todavía dominada por la arquitectura comunista.
"Me hubiera gustado tachar ese período de mi vida", concluyó.
REHABILITACION
Muchas personas solicitan sus archivos para probar que fueron a prisión injustificadamente, o limpiar su expediente criminal y reclamar una compensación por el tiempo pasado en la cárcel.
"En una dictadura, uno no tiene pruebas de lo que sucedió", dijo Fritsch, quien fue enviado a prisión por la Stasi en dos oportunidades y cuya familia se distanció de él para escapar de la persecución.
"Los archivos de la Stasi era la única manera de hallar los documentos necesarios para probar que fuimos encarcelados y así poder ser rehabilitados", explicó.
También se ve a los archivos como claves para descifrar la historia de Alemania Oriental y entender por qué millones de personas vivieron bajo una dictadura por 40 años sin mostrar mucha resistencia.
"Ellos trabajaban con el miedo, espiaban a todos, enviaban a prisión a cantidad de personas, intimidaban, intervenían en sus carreras y evitaban que recibieran educación", dijo Boettger. "Los archivos permiten entender esos métodos ocultos de una dictadura", añadió.
(Traducido por la Redacción de Madrid; Editado por Patricia Avila)
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