El acelerador de partículas del CERN, el Gran colisionador de Hadrones
(LHC), arrancó de nuevo después de 14 meses de reparaciones a
consecuencia de una grave avería ocurrida a los pocos días de ponerse
en funcionamiento.
El LHC comenzó de nuevo a funcionar a las 21.00 GMT del 13 de
noviembre, una noticia que fue calificada como un "hito" con vistas a
que el Gran Colisionador de Hadrones funcione a pleno rendimiento,
presumiblemente a principios de 2010.
Haces de protones han comenzado a circular en direciones opuestas en el
acelerador de partículas más grande del mundo, el LHC, aunque todavía
se trata de pruebas a baja velocidad, según ha revelado el Centro
Europeo de Física Nuclear (CERN). Se trata del segundo paso que la
«máquina de Dios» -un túnel circular de 27 kilómetros excavado a entre
50 y 175 metros de profundidad cerca de Ginebra- debe realizar para
conseguir su objetivo: recrear, en miniatura, las condiciones en las
que se originó el Universo.
«Podemos anunciar con gran entusiasmo que ahora mismo están circulando
haces de protones en direcciones opuestas y que lo hacen en condiciones
magníficas», ha señalado Steve Myers, director del LHC.
Ahora, el CERN tiene una segunda oportunidad de entender mejor el
universo y acercarse a las condiciones existentes en los instantes
posteriores e inmediatos a la gran explosión que le dio origen. «Es el
final de 20 años de esfuerzos, y el principio de otra nueva y
fascinante fase», ha afirmado Fabiola Gianotti, portavoz de Atlas, uno
de los cuatro detectores que medirán la información que produzca el
acelerador.
A pesar de que los dos haces están circulando en sentido opuesto por
ahora no han chocado ni se espera que lo hagan a corto plazo. «Primero
tenemos que observar cómo circulan, estar seguros de cuál es cuál por
si queremos manipularlos; queremos proteger la máquina y estar seguros
de que el proceso es seguro», ha señalado Myers. Conforme se manden más
haces y vaya aumentando la velocidad a la que los protones circulan
gracias al acelerador, se podrían producir algunos choques, que de
todas formas tampoco revelarían información solvente.
Se espera que las colisiones a altas velocidades, que permitirán a los
científicos obtener estos datos, se produzcan a principios de 2010.
Sólo entonces se estará más cerca de demostrar la existencia del
esquivo «bosón de Higgs», la llamada «partícula de Dios», indispensable
para explicar por qué las partículas elementales tienen masa y por qué
las masas son tan diferentes entre ellas.
Fuente: ABC.es
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