Egresado de la UNR crea un programa para controlar catástrofes naturales
El investigador ganó un premio que le permitirá hacer realidad una idea propia: aplicar tecnología ya existente, en tiempo real, a la mecánica de los fluidos para acelerar los cálculos en medio de una inundación, un tsunami o un incendio forestal
Un científico argentino ganó una beca de 3 millones de euros otorgada por el Consejo Europeo de Investigación para desarrollar un proyecto propio que permitirá controlar catástrofes naturales en tiempo real. Tiene 5 años para terminarlo y formará su equipo con profesionales santafesinos y europeos.
“Todo comenzó a partir de un concurso de ideas organizado por el Consejo Europeo de Investigación que pedía ideas originales, con riesgo elevado, pero realizables en la práctica”, cuenta a Rosario3.com, Sergio Idelsohn, ingeniero mecánico, graduado en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) que reparte los meses del año entre Barcelona, lugar donde trabaja, y la ciudad de Santa Fe, donde también trabaja y además, vive su familia. “Fue entonces cuando empecé a vislumbrar la idea de generar un programa de computación que pudiera hacer un abordaje en tiempo real de los problemas naturales, como tsunamis, incendios forestales, inundaciones”, entre otras cosas.
El paranaense, que se autodefine como “rosarino por adopción” –sus dos hijos nacieron en esta ciudad– siempre se había fascinado con los videojuegos que permiten por ejemplo jugar tenis con una máquina y recibir de ésta la respuesta en forma inmediata, lo cual denota la instantaneidad de los cálculos efectuados por el programa. Como su especialidad es la “mecánica de los fluidos”, pensó que podría aplicarse la tecnología ya existente, utilizada en estos videojuegos, para calcular en forma inmediata el comportamiento de algunos fenómenos naturales que tanta incertidumbre causan en el mundo.
“El proyecto se denomina «Tiempo real en mecánica de fluidos» –define Idelsohn– y permitirá, cuando esté totalmente desarrollado, saber por ejemplo, hasta dónde llegará el fuego (considerado también un fluido) en medio de un incendio, qué ocurrirá si el viento cambia de dirección y si se debe o no evacuar la población de la zona cercana, algo que hoy puede calcularse, pero insume entre 10 y 20 horas de trabajo y atrasa enormemente la toma de decisiones”.
Pero esa no es la única aplicación que tiene el programa, ya que al tratarse de fluidos, “podría aplicarse en cirugía cuando el médico necesita saber cómo es el fluido sanguíneo alrededor de su campo operatorio para tomar una decisión lo más rápido posible”, ejemplifica el investigador y agrega que de haber contado con este dispositivo cuando se produjo la inundación en Santa Fe, en 2003, se podría haber estimado en tiempo real el comportamiento del agua que había roto todas las defensas y avanzaba sobre la ciudad.
“En ese caso podríamos haber sabido con precisión hasta dónde iba a llegar el agua y cuáles zonas eran las más vulnerables”, apunta Idelsohn, que trabajará durante los próximos cinco años en la realización de su proyecto original con equipos de la Universidad de Barcelona y también con otros de la Universidad del Litoral, de Santa Fe.
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