aén (España). Todo comenzó en 1971, en el suelo de la casa de Calle Real, Bélmez de la Moraleda (Jaén, España) donde la dueña hoy fallecida, María Gómez comenzó a ver el 23 de agosto de ese año, una gran mancha con forma clara de rostro humano en su cocina y salió a avisar a sus vecinas.
Cinco días más tarde se raspó la supuesta cara y el albañil Sebastián Fuentes León echó yeso sobre la misma. Sin embargo, reapareció días más tarde. Era un rostro aparentemente de varón, con los ojos y la boca abierta y unos largos trazos oscuros a modo de bigotes.
En los días siguientes aparecieron en el suelo de la cocina y el pasillo de la casa nuevos rostros que se añadieron al inicial, que aparecían y desaparecían, se desplazaban o se transformaban en otros, en un continuo movimiento que habría continuado en mayor o menor medida hasta hoy día. El escándalo no tardó en llegar. Detractores y creyentes comenzaron a enfrentarse, incluso a través de la prensa.
A los 6 meses de las apariciones el periódico el Ideal hacía públicos los resultados de unos análisis que demostraban que las caras habían sido pintadas con nitrato y cloruro de plata, que hace que los rostros aparezcan al tiempo de haber sido pintados. Pero otro análisis, efectuado por el CSIC (entidad oficial) aseguró que no existían restos de esas sustancias.
Hasta hoy no hay acuerdo respecto de dónde proviene el fenómeno. Muchos acusan ambición incluso del pueblo completo, ya que obviamente a penas se dio a conocer el fenómeno hubo un peregrinaje que favoreció mucho económicamente al pueblo.
De dónde vienen las caras
Muchos aseguran que el fenómeno tiene que ver con un antiguo cementerio medieval árabe del siglo XIII descubierto en el subsuelo de la cocina de la casa. Excavaciones confirmadas por el mismo hijo de la dueña de casa, Miguel, constataron la aparición de restos de huesos humanos, a cerca de tres metros de profundidad.
Sin embargo, también se habla de teleplastía, fenómeno mediante el cual una persona es capaz de proyectar a distancia, un pensamiento y plasmarlo como imagen en cualquier material físico.
Esta definición fue entregada por René Sudre, quien la elaboró del griego tele: lejos y plasmein: formar. Otros términos para este fenómeno son Ectoplasmia y Telergia.
¿Cómo se habrían fijado tan bien las teleplastías? Sucede que bajo la casa también abrían corrientes de agua subterránea, que provocaría que la humedad fije mejor las proyecciones mentales.
El hijo de la dueña asegura que, a parte de los rostros, jamás hubo algún otro tipo de suceso parnormal en el lugar.
Con información de Terra Chile
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