ina en la Cumbre de Copenhague PDF Imprimir E-Mail
martes, 08 de diciembre de 2009
08 de diciembre de 2009, 07:30Por Luis Melian
Beijing, 8 dic (PL) Las aspiraciones de avanzar en la lucha contra el calentamiento global enfrentan varios desafíos en la Conferencia de Copenhague, algunos de los cuales fueron adelantados por China, una de las prominentes voces del mundo en desarrollo.
Con el inicio de los debates la víspera comenzaron a confirmarse los retos de esta cita centrada en la búsqueda de soluciones colectivas y urgentes para mitigar un fenómeno reconocido como una gran amenaza a la supervivencia humana.
A pesar de la creciente conciencia en ese sentido, los acuerdos todavía son demorados por algunas partes.
Varios criterios defendidos por China fueron expuestos en conferencia de prensa poco después de la sesión inaugural por su principal negociador en este tema, Xie Zhenhua, quien también expresó la esperanza de que la reunión constituya un punto de partida para una nueva ronda de acciones contra el mencionado problema.
Uno de los mensajes en ese sentido está relacionado con la necesidad de que las decisiones se tomen en correspondencia con el Protocolo de Kyoto (PK) y la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés), incluido el Mapa de Ruta de Bali.
Como suele ocurrir en muchos foros internacionales, los países ricos y los subdesarrollados discrepan por razones que responden a las respectivas realidades e intereses. Ello deviene un obstáculo a vencer en el largo camino hacia acuerdos sobre planes conjuntos frente al citado fenómeno.
Xie afirmó que el principio de ¿responsabilidades comunes pero diferenciadas¿ se convertirá en palabras sin sentido si el documento adoptado en Kyoto es revocado, todo lo cual augura fuertes debates en la capital danesa.
Además, la conferencia debe tomar una decisión sobre las metas de reducción de emisiones de gases de invernadero de los países desarrollados para el período 2012-2020 y según la convención y el protocolo, esos estados deben ser los líderes en hacerlo de manera significativa. El alcance de ese último término está por definir.
El mundo subdesarrollado, incluida China, insiste en que en Copenhague se deben fijar los recortes de emisiones para las naciones industrializadas de acuerdo con los dos documentos antes mencionados y las sugerencias del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).
Los países pobres plantean que la otra parte debe establecerse un tope de 40 por ciento, una meta calificada de muy ambiciosa por algunos a pesar de la urgencia de que se asuma.
Otro desafío tiene que ver con la ayuda al Tercer Mundo en cuanto a financiamiento y tecnología, toda vez que se debe determinar la cantidad del primero y el tipo de la segunda, incluido el mecanismo para ese proceso.
El tema se negocia desde hace años, pero el Norte no ha contraído compromisos sustanciales y tampoco realizó acciones prácticas en ese sentido.
Según se reconoce, la cita debe aportar acuerdos que borren el vacío de otros foros en este aspecto.
Ante esa realidad, los países pobres defienden que el apoyo para su desarrollo sostenible sea "cuantificable, medible y verificable", todo un reto para los ricos, que exigen iguales términos para las emisiones del otro grupo, aún cuando este indicador por habitante es superior en los industrializados.
China asiste a esta conferencia luego de comprometerse a recortar para 2020 entre 40-45 por ciento la intensidad de las emisiones de dióxido de carbono por unidad de Producto Interior Bruto respecto a los niveles de 2005, lo que califica de importante contribución a los esfuerzos de la comunidad internacional frente al cambio climático.
Todos esos desafíos forman parte de uno mayor y más real: el mundo debe combatir el calentamiento global y se sabe qué hacer. Corresponde a cada parte asumir su cuota.
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