jueves, 15 de octubre de 2009

Viale - Entre Ríos Octubre de 1986 Oscar Raúl Mendoza Santa Fe - Argentina oscarmendoza@ gigared.com Alberto Meyer, es un joven campesino, de uno

Viale - Entre Ríos
Octubre de 1986

Oscar Raúl Mendoza
Santa Fe - Argentina
oscarmendoza@ gigared.com

Alberto Meyer, es un joven campesino, de unos 30 años de edad, de muy buena estatura y complexión física. Posee estudios primarios completos y parte de secundarios. Vive con su familia en un campo de su propiedad a escasos 8 kilómetros de la ciudad de Viale, hacia la localidad de Segui. Se desempeña con destreza en todas las tareas que requiere la atención del campo: cuidados de animales, de sembrados y de todas las instalaciones en él enclavadas.


Antigua entrada a la localidad de Viale (Entre Ríos) desde la ruta Nº 18.

Dos días antes al "E.D.3/N" (Encuentro diurno de 3ra. fase No asociado) le ocurre un extraño suceso, el que podría estar vinculado con la actividad Ovni que por esa fecha se estaba dando en la zona. Meyer, se encontraba en esa oportunidad trozando leños con una motosierra en otro campo que posee, cercano al de donde tiene su vivienda. Repentinamente se le detiene el motor de la sierra sin causa aparente alguna. Al mismo tiempo percibe un vibrante sonido por sobre su cabeza, que hace temblar el suelo, la máquina y todo su cuerpo por unos segundos. Confundido, mira hacia arriba en busca del origen, pero nada pudo ver, como tampoco ya escuchar. Luego revisa la máquina, encontrando todo aparentemente normal. Activa su mecanismo de arranque y esta funciona perfectamente bien. No muy convencido, relaciona el hecho con algún avión o helicóptero que pasó a muy baja altura. Sin preocuparse demasiado por lo ocurrido, prosigue normalmente con su tarea.


Oscar Mendoza, Santiago Peil y Alberto Meyer.

Dos días después y a unos 100 metros de allí, se encontraba cargando su carro con leña, que había cortado meses atrás en ese lugar. Le faltaba casi la mitad para completar la "carrada" que le encargaran de una panadería de Viale, cuando repentinamente percibe una extraña sensación. Deja por un instante la faena e instintivamente mira a su alrededor. No veía nada nuevo para él en ese lugar pero, al mirar detenidamente hacia unas maciegas que se movían y pensando que en cualquier instante aparecería algún animal, sorpresivamente surgen dos personas.
En primer momento pensó que sin dudas serían cazadores. Pero se preguntaba, ¿cómo pudieron cruzar el arroyo si por ese lado no hay ningún puente, tronco o piedra para hacerlo?


Lugar en donde estaban los seres.

Con la idea de averiguarlo, los saludó levantando el brazo en forma amigable. Pero` estos no le contestaron, sólo se detuvieron a unos 30 metros de él, mirándolo inmutables. Pensó que tal vez por el viento no lo habían escuchado y decidió acercase.
A medida que lo hacía, observaba con mejor detalles la forma en que estaban vestidos. Su primera impresión fue que estaban disfrazados y que tal vez eran escapados de la justicia o quizás, subversivos.
Pero, a escasos ocho metros de ellos, sorpresivamente se le paralizan las piernas, su cuerpo no le obedece y siente como si su voluntad se alejara de él. No obstante su estado, no pierde el equilibrio ni sus sentidos.
Desde su inmovilidad y extrañamente tranquilo, puede seguir observándoles otros detalles. Ambos tenían un ropaje muy ajustado al cuerpo, como un enterizo de material plástico "color piel" pero más brillantes que sus rostros. Lo que más le llamó la atención, fue el enorme tamaño de sus cabezas, como el doble de la suya, totalmente calvas y con grandes orejas en puntas hacia arriba. Los rostros parecían casi normales, aunque sus narices eran algo anchas en sus nacimientos y sus bocas casi no se distinguían.
Se da cuenta que el que estaba más atrás, era "mujer", por las formas evidentes de su cuerpo. Los dos tenían casi la misma altura, alrededor del metro cincuenta. Tenían los brazos colgantes y quietos a cada lado del cuerpo. A las manos se las veía en partes y parecían normales, pero desde la mitad de la parte superior de las piernas hacia abajo, no podía distinguir nada porque se lo impedía la vegetación.


Ilustración de los seres observados por Alberto Meyer.
(Dibujo de Oscar Mendoza, según descripción del testigo)

De imprevisto, "ella" esboza una especie de sonrisa y ambos se retiran rápidamente de una forma totalmente insólita. Parecían que se desplazaban sobre "patines" sorteando ágilmente los obstáculos del terreno, para perderse finalmente tras la tupida vegetación del monte cercano. En ese instante Meyer se recobra de la inmovilidad, huyendo rápidamente del lugar, presa de un miedo incontenible.
En las pericias efectuadas en el lugar de los hechos, encontramos esta extraña pisada precisamente en donde estuvieron parados los seres.


Presunta pisada de los seres halladas en el lugar que habían estado.

Los conceptos que recogimos de muchas personas que conocían desde hacía años al "Muñeco Meyer" (como le llaman sus conocidos) coincidían en señalar que es un muchacho serio, honesto y trabajador e incapaz de fabular un hecho tan semejante.
Hasta aquí, el caso Meyer.


Fuente: El Dragón Invisible
Agradezco a: Carlos Iurchuck - La Plata
http://dragoninvisi ble.com.ar/

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